HOSTELERÍA
en TIEMPOs DE PANDEMIA
Fuente: abc.es
INTRODUCCIÓN
A día de hoy, la Hostelería sigue siendo el sector más golpeado y marginado de la sociedad. En esta segunda ola de la pandemia, las autoridades han endurecido las medidas restrictivas contra la Covid-19 hasta el punto del cierre total de bares y restaurantes en algunas comunidades de España. Esta medida no ha sido bien recibida por parte de los empresarios y trabajadores de este gremio ya que su vida depende de los ingresos de estos establecimientos.
Medidas contra la COVID-19
Debido a la pandemia mundial producida por el Covid, la vida cotidiana tal y como la conocíamos ha cambiado. La hostelería es uno de los sectores más afectados ya que se ha tenido que adaptar a muchas restricciones para evitar los contagios. Estas son algunas de las medidas que deben seguir:
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La distancia de seguridad de dos metros ha hecho que la hostelería se vea obligada a reducir su aforo, a mantener las mesas y sillas en una posición concreta.
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El personal se ve obligado a llevar mascarilla igual que los clientes, esto dificulta su trabajo a la hora de entender las comandas.
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Para evitar contagios se han sustituido las cartas de papel por códigos QR que los clientes deben abrir desde su móvil.
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En los restaurantes se recomienda no colocar los cubiertos con mucha antelación.
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Evitar el uso de servilleteros o elementos compartidos, y en caso de que sea extremadamente necesario el cliente debe lavarse las manos antes de usarlo.
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Mantener los alimentos protegidos y limpiar con frecuencia los utensilios para servirlos.
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Desinfección de las mesas y sillas siempre que los clientes se vayan.
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Se debe respetar el aforo establecido en cada momento de la pandemia.
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En caso de que existan turnos, éstos deben planificarse siempre que sea posible de forma que se concentren los mismos empleados en los mismos grupos.
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Si el personal precisa cambiarse de ropa, habilitar un espacio que permita asegurar la distancia interpersonal o establecer un aforo máximo en los vestuarios .
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Mantener la distancia de seguridad en las reuniones del personal.
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Identificar a los trabajadores especialmente sensibles al riesgo de contagio. Reevaluar sus puestos de trabajo y adecuar las medidas preventivas necesarias según el caso. Disponer de un termómetro sin contacto.
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Asegurar la adecuada protección de los empleados, facilitando el lavado de manos con agua y jabón o solución desinfectante.
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Difundir pautas de higiene con información completa, clara e inteligible sobre las normas de higiene a utilizar en el puesto de trabajo, antes, durante y después del mismo, que puede estar ayudado con cartelería.
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Proceder a la ventilación diariamente por espacio de 5 minutos y con mayor frecuencia siempre que sea posible, de los distintos espacios del establecimiento de ocio nocturno.
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Debe formarse a los trabajadores sobre el correcto uso y mantenimiento de mascarillas, guantes y EPI que utilicen. Debe quedar registro de esta formación.
¿Respetamos las normas cuando consumimos alcohol?
Cuando nos preguntamos ¿Por qué cierran los bares? la respuesta que obtenemos es “Es que con dos copas de más… todos tenemos exaltación de la amistad”, esta es la forma coloquial de expresarlo. La verdad es que cada persona tiene unas normas dentro de su personalidad que siempre cumple. El problema es que dentro de los efectos psicológicos de nuestro cuerpo el alcohol nos desinhibe, haciéndonos olvidar esas normas psicológicas.
A la hora de adaptarse a esta dura situación, según Iker Izaguirre Corella, psicólogo general sanitario, a las personas les cuesta asumir que ahora no pueden hacer cosas que antes habían interiorizado como normales de “golpe y porrazo”.
“Uno de los problemas que se presenta es el hecho de que una persona puede llevar muy asumidas las normas, las medidas que hay que seguir etc.; Sin embargo, en el momento en el que ocurre algo que no estaba previsto, como puede ser encontrarte con un familiar al que no esperabas ver, se enciende una pequeña chispa emocional que al pasar un rato va a hacer que se olviden todas esas medidas y se empiecen a comportar como si no hubiese una pandemia y como si no existiesen algunas de las medidas con esa persona”, explica Iker.
Si la parte emocional y las costumbres de las personas está dificultando el cumplimiento de las medidas sanitarias al 100%, con el alcohol de por medio, es aún más difícil. Por eso, Izaguirre recomienda no dejar los planes a la improvisación. Si quedas con dos amigos, que solo sean esos dos amigos. No recomienda juntarse con nadie más porque eso amplía las posibilidades de contagio debido a la cantidad de alcohol consumido.
SITUACIÓN DE LOS EMPRESARIOS Y TRABAJADORES
Debido al aumento de contagios en las últimas semanas, varias comunidades autónomas han decidido implantar restricciones más estrictas; el cierre de bares y restaurantes durante al menos 15 días entre otras. Cataluña fue la primera en dar el paso; sin embargo, a ella se sumaron ocho comunidades más.
Lista de las CCAA que han cerrado sus bares y restaurantes:
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Asturias
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Castilla y León
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Cataluña
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Ceuta
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Galicia
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Murcia
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Navarra
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País Vasco
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La Rioja
Fuente: Noticias para municipios
El sector hostelero asegura que estas medidas ponen en riesgo el futuro de los negocios, ya que traen consigo grandes consecuencias como un gran endeudamiento o incluso el cierre definitivo de los locales. Según cifras que se recogen en el Anuario de la Hostelería de España 2019, el sector hostelero cerró el año con más de 1,7 millones de trabajadores y una facturación de 123.612 millones de euros. Además, la restauración representó un 6,12% del PIB nacional. Es por ello la quiebra de muchos establecimientos afectaría a millones de empresarios, incluso familias, que se verían envueltos en una sostenibilidad económica muy complicada.
Actualmente existe una gran indignación por parte del colectivo. Piden comprensión y justicia. Por ello, el Gobierno está preparando un plan de ayudas para el Sector Horeca (Hostelería, restauración y cafeterías) en el cual establece varias propuestas económicas, financieras y fiscales. Este plan se tenía previsto para el martes 24 de noviembre; sin embargo, se ha retrasado como mínimo hasta diciembre. La consecuencia de este retraso llevaría a la ruina a más de 100.000 establecimientos nacionales. Según la patronal del sector, estaríamos hablando de la pérdida de casi 1 millón de empleos.
Hasta el mes de octubre, se han cerrado 65.000 negocios hosteleros y 350.000 personas se han quedado sin empleo, según fuentes de la Hostelería de España. Además, la facturación ha disminuido más del 50% en comparación con el año pasado.
Junto con los empresarios, se encuentran también las asociaciones hosteleras, que continúan luchando por conseguir más ayudas. María Durán, responsable del Departamento de Comunicación de Hostelería España, afirma: “la principal labor como asociación es defender los intereses del sector y para ello estamos intentando hacer planes de salvación, para que puedan salir adelante”.
“Las ayudas que existen actualmente para este sector son insuficientes”, explica María.
“Además, desde el comienzo hemos tendido la mano a distintas administraciones para poder avanzar en un plan de ayudas adecuado que pueda ayudar a la restauración. A diferencia de España, en algunos países europeos las restricciones han ido acompañadas desde el minuto uno de ayudas presupuestarias para salvaguardar el futuro de esos establecimientos hosteleros”, añade Durán.
Hostelería España ha presentado un plan estratégico con propuestas que ha sido mandado a las diferentes administraciones locales y al Gobierno central. Además, también ha solicitado ayudas directas a hipotecas, como en Francia, que están dando 10.000€ directos al mes por establecimiento. Por otro lado también pedimos una regulación con los alquileres y que desde el gobierno haya planes para incentivar el consumo.
“Estamos en una situación dramática y si esas ayudas no llegan de manera urgente, el año podría terminar con un tercio menos de establecimientos en total. Con esta crisis podrían llegar a cerrar 100.000 locales aproximadamente”, declara María Durán.
Todos estos sucesos han provocado una gran oleada de protestas por todo el país. Tanto de los empresarios hosteleros como de los clientes. Bajo el lema, “salvemos la hostelería” defienden al sector más golpeado hasta el momento. "Nosotros no somos los culpables", afirma el colectivo.
Fuente: Cadena SER
CLIENTES: "PARTE DE NUESTRA VIDA SOCIAL HA MUERTO"
Con el cierre de los establecimientos en muchas de zonas del país, los planes de ocio de las personas se han limitado. El mítico “terraza y cervezas” ha sido sustituido por el nuevo “banco y frío”. Además con la llegada del invierno, uno de los planes más demandados era estar dentro de un bar o una cafetería para resguardarnos del frío.
Los clientes de los locales han empatizado con este sector porque creen que ha sido el más golpeado desde el comienzo de la segunda ola de la pandemia. Tanto jóvenes como adultos se han visto afectados por las medidas que ha impuesto el gobierno en cuanto al cierre de la restauración.
Por un lado, los jóvenes están en edad de socializar con otras personas, y con la hostelería cerrada, les resulta más difícil hacerlo ya que no tienen un espacio, como puede ser un bar donde disfrutar de una consumición y una charla con su círculo de amistades. Cuando la hostelería todavía estaba abierta, muchos de ellos respetaban las medidas impuestas por los locales; sin embargo, otros optaban por hacer caso omiso. En la tesitura actual, los jóvenes buscan planes alternativos como por ejemplo ir a casa de algún amigo a tomarse la bebida que no pueden consumir en un bar, o lo que es peor, organizar fiestas en viviendas a modo de discoteca.
Esta situación también afecta a los clientes adultos que en su tiempo de ocio buscan planes distintos y además se relacionan menos con su entorno cercano. Muchos de ellos, pasan más tiempo en casa con su familia. Algunos clientes opinan que el Gobierno ha sido injusto con este sector, porque la mayoría de estos locales cumplían con las medidas COVID-19 y ofrecían un buen servicio a pesar de la situación.
Fuente: El Confidencial
Fuente: 65Ymás.com
reinventarse
Los bares y restaurantes han tenido que reinventarse. Los que consiguieron volver a abrir la persiana después del confinamiento pasaron un verano de “nueva normalidad”; pero en octubre con la segunda ola, las medidas volvieron en forma de nuevos cierres y diferentes restricciones.
Con este escenario, en muchos casos, la única salida es la comida para llevar a casa. La apuesta por el “take away” es un alivio, un cobijo, hasta que se pueda volver a trabajar con normalidad.
En el nº 9 de la calle Juan de Ajuriagerra de Bilbao se encuentra el restaurante Txintxirri, un local pequeño con una cocina tradicional muy reconocida. Su gerente, Manuel Urra, comenta que en la segunda ola cuando empezaron las restricciones y el cierre completo, barajaron la idea de no abrir. Con las ayudas que había en ese momento para ellos resultaba imposible subsistir con el local cerrado así que se pusieron en marcha con el servicio a domicilio. Llevaron a sus dos trabajadores a un erte y se quedaron su socio y él al frente del negocio.
“En nuestro caso ha sido posible trabajar con “delivery” porque nuestra tortilla había adquirido muy buena fama y tenemos varios platos con mucha aceptación en la zona”. Explica Urra
Insiste en que esta iniciativa les sirve para cubrir gastos y subsistir. Se siente como si hubiera empezado de cero dos veces ya que inauguraron el restaurante febrero de 2019.
ffuente: Txintxirri
fuente: Txintxirri
La Casa Azul es un restaurante situado en la localidad de Los Tánagos en Cantabria. Además del restaurante, dispone de obrador propio donde fabrican pasteles y todo tipo de hojaldres. Tiene un parking de 6000 m2 que antes de la pandemia estaba siempre lleno de autobuses y coches.
“Estamos facturando un 10% de lo que facturábamos. En Cantabria solo se puede consumir en la terraza. Intentamos darle más bombo a la Página web ", asegura Benito Sanchez , propietario del negocio.
¿Han hecho el agosto?
Existe un comentario o rumor en la calle. Mucha gente opina que la hostelería ha facturado este verano de 2020 más que otros años en los lugares de veraneo. El norte de la península es uno de los sitios que ha estado de bote en bote. Las autoridades se veían obligadas a cerrar cada día las playas cuando completaban el aforo.
En la parte occidental de Cantabria, cerca las playas de Oyambre, Gerra, San Vicente o Comillas se encuentra la distribuidora de cervezas ABSL. Su gerente Amós Bilbao afirma que este verano ha sido el verano que más turistas recuerda en la zona; sin embargo, mantiene que no ha repercutido económicamente de la misma medida en la hostelería. “Sólo se podía consumir sentado en una mesa, en muchos casos las barras estaban cerradas y el cierre las 12,00 que se instauró en agosto impidió la facturación de la copa después de cenar en muchos restaurantes e hizo polvo a los pubs “, apunta el distribuidor.
Otra peculiaridad de este verano fue el cierre obligado de mínimo 15 días de los locales cuando uno o más de sus trabajadores se contagiaba de Covid.
Un lugar emblemático es el Restaurante Chiringuito Merón, ubicado en la playa de Merón en San Vicente de la Barquera (Cantabria). Este restaurante se vio obligado a cerrar sus puertas a principios de septiembre por el contagio de uno de sus trabajadores.
Albano Gutierrez Gonzalez, propietario del chiringuito explica que fue muy duro cerrar la temporada de un día para otro en un momento en el que la facturación era todavía buena.
"Ha sido un verano en el que hemos trabajado bien a pesar de las circunstancias; amplíamos terraza, guardamos distancias, colocamos geles hidroalcohólolicos y nos pusimos a trabajar con la ilusión de cada año", asegura Gutierrez.
fuente:www.turismocantabria.com
fuente:facebook
Sin duda, este sector ha sido uno de los más golpeados por la Covid-19. El cierre de bares y locales podría traer graves consecuencias a miles de empresarios y trabajadores.
La hostelería es una cadena llena de eslabones que repercuten directa e indirectamente en puestos de trabajo para toda la sociedad. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE aplaza hasta 2013 la recuperación económica española.